miércoles, 18 de diciembre de 2013

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Resumen y explicación del texto.

El texto que está sujeto a nuestro estudio se encuentra en la primera parte, cuestión 2ª,  art. 1,2 y 3 de la Summa Teológica: SOBRE LA EXISTENCIA DE DIOS.
 En el primer artículo se expone si la existencia de Dios es evidente en sí misma, aquí Santo Tomas se opone al pensamiento de que la existencia de Dios está impresa en nosotros por la naturaleza, ya que piensa que su existencia es evidente pero nosotros necesitamos recorrer un proceso basado en la razón y en la lógica para probarla. De esta forma en el artículo 2 se plantea si Dios existe o no existe; y la respuesta a esta pregunta se encuentra en el siguiente artículo donde se demuestra finalmente la existencia de Dios a través de las 5 vías.


TEXTO DE SANTO TOMÁS

Parte I, Cuestión 2
Art. 1
TESIS: ¿Es Dios evidente?
ARGUMENTOS EN CONTRA:
  1. 1.                           Dios es una idea innata.
  2. 2.                           Argumento ontológico: En la propia esencia de Dios se hallan todas las cualidades elevadas al infinito, entre otras, la existencia.
  3. 3.                           Es evidente que existen las verdades, por lo tanto, su origen, la verdad suprema también ha de existir.

ARGUMENTOS A FAVOR:
  1. 1.                           La evidencia se define como un tipo de verdad cuya negación es imposible pensar (implica una contradicción). Se puede pensar que Dios no existe, por lo tanto no es una evidencia.

RESPUESTA:
Evidencia es una afirmación cuyo predicado está incluido en el sujeto. Hay dos tipos de evidencias:
a)      Evidencia en si: se conoce el sujeto y se conoce que el predicado le pertenece a su esencia.
b)      Evidencia para nosotros: si desconocemos la esencia del sujeto, desconocemos también su pertenencia al sujeto y, por lo tanto, no es evidente.
SOLUCIÓN A LAS OBJECIONES:
1.      Sabemos que Dios es la felicidad, el hecho de que se conciban diferentes formas de entender esta felicidad implica que no es un conocimiento innato.
2.      Entendemos que Dios es lo supremo, pero esto no implica que entendamos que esto supremo exista.
3.      La verdad existe pero no es evidente que exista la verdad suprema.
Art.2
TESIS: ¿Se puede demostrar la existencia de Dios?
ARGUMENTOS EN CONTRA:
1.      La Fe  no es demostrable.
2.      Para demostrar la existencia de algo debemos saber qué es ese algo. De Dios no lo sabemos.
3.      Solo podemos demostrarla por sus efectos y son tan diferentes de su causa que por ellos no podríamos demostrarla.
ARGUMENTOS A FAVOR.
1.      Cita a San Pablo: Lo invisible se conoce por su acción
RESPUESTA:
1.      Hay dos demostraciones, de la causa al efecto “a causa de “o del efecto a la causa “porque”. Siguiendo esta segunda podríamos demostrar la existencia de Dios.
SOLUCIÓN A LAS OBJECIONES
1.- Existen los Preámbulos de los artículos de Fe que pueden ser conocidos tanto por la razón como por la Fe.
2.- No se pretende decir qué es la causa sin o el hecho de que exista. Así se procede en las demostraciones a posteriori.
3.- No llegamos a conocer la perfección de la causa primera, Dios, pero sí, le hecho de que exista.
Art. 3
TESIS ¿Existe Dios?
 ARGUMENTOS EN CONTRA:
1.      Si Dios, Bien infinito, no existe, entonces no podría existir el mal que es lo contrario del Bien, pues este quedaría eliminado gracias a su infinitud.
2.      Principio de economía: lo que es explicable por menos principios es mejor que lo que contiene muchos. No necesitamos a Dios para explicar lo que hay, por lo tanto, no existe.
ARGUMENTOS A FAVOR:
1.      Cita de La Biblia: “yo soy”
RESPUESTA:
Muestra cinco vías para demostrar la existencia de Dios: 



Primera vía.
En la primera vía, Santo Tomas está influido por Aristóteles y Averroes. Esta vía habla del movimiento que es observable por los sentidos.
Para demostrar la existencia de Dios, Santo Tomas parte de un primer fenómeno natural observable: hay movimiento en el mundo. Después le aplica el principio de causalidad. En esta vía, por ejemplo se prueba que todo lo que se mueve requiere un motor. Lo siguiente es plantear la imposibilidad de remontarse al infinito en una serie: es preciso llegar a la primera causa que la explique completamente. Un ejemplo de esta vía sería un tren en movimiento compuesto por distintos vagones. Los vagones son movidos por una locomotora, que en este ejemplo sería el primer motor, y el resto de los vagones serían los motores intermedios. No podríamos remontarnos al infinito en esta serie de vagones sin llegar nunca a la locomotora. Porque de lo contrario, no se explicaría el movimiento. 


Segunda vía
En esta segunda vía, de nuevo la influencia es de Aristóteles. Prueba tomista para la demostración de la existencia de Dios a partir de la existencia de causas eficientes.
Afirma que en el mundo sensible hay un orden de causas eficientes pero nada es causa de sí misma, porque sería anterior a sí misma. No tendría sentido afirmar, por ejemplo que cualquiera de nosotros seamos la causa de nuestra propia existencia, es obligatorio que haya una causa externa por la cual nosotros existamos (en este caso nuestros padres).
Al igual que en la primera vía, defiende la idea de que es imposible remontarnos al infinito, buscando la causa de cada cosa. Es necesaria la existencia de una primera causa que provoca las causas intermedias, y estas a su vez, las causas últimas. Pero ¿Quién causa éstas últimas?
Por ejemplo, Una niña está en el mundo debido al parto de su madre, es decir, la causa de la existencia de la niña es su madre. A su vez, la causa de la existencia de la madre es la abuela, y de esta la bisabuela, y así sucesivamente podríamos remontarnos al infinito. Sin embargo, esto no tendría sentido, necesitamos aceptar la existencia de una primera causa eficiente, fuente de todas las demás, no causada por nada, esta es la que Sto. Tomás llama Dios.

Tercera vía
En esta vía, la influencia  llega también de Avicena, y Maimónides, además de  Aristóteles.  Se llama vía de la contingencia y parte de que, tal y como observamos a través de nuestros sentidos, en la naturaleza hay seres contingentes, es decir, que pueden ser de otra manera, pueden existir o no existir.
Cualquiera de nosotros existe hoy pero podría no existir mañana, o simplemente no haber existido nunca. Cualquier ser nace y muere, es contingente.
Sin embargo, si afirmamos que todos los seres son contingentes, es decir, que pueden existir o no existir, también tenemos que aceptar que hubo un tiempo en el que nada existió. Cualquier ser que existe, no empieza a existir más que por algo que ya existe. Por tanto si hubo un tiempo en el que no existió nada es imposible que empezara a existir algo a partir de esta Nada.
Por consiguiente, tenemos que aceptar y reconocer la existencia de un ser que no sea contingente, es decir que sea necesario. Y esto significa que ha existido siempre, que es eterno y que su existencia no depende de ningún otro ser.

Tampoco podemos decir que la existencia del ser necesario resida en otro ser, ya que nos remontaríamos indefinidamente hasta el infinito, y como hemos visto en las vías anteriores esto no tiene sentido. Por tanto la existencia del ser necesario reside en sí mismo.
Este ser necesario a partir del cual existen todos los demás seres es el llamado Dios.

Cuarta vía
Esta vía es la de los grados de perfección. La influencia es platónica.
Se basa en que observamos que hay seres más perfectos que otros, todos no son iguales, por ejemplo, una persona será más o menos inteligente según se aproxime más o menos a alguien que represente la inteligencia por excelencia. El ser que reúne todas las perfecciones en grado sumo es el máximo ser, que a su vez es la causa de la existencia de estos, al igual que la causa de la jerarquía de cualidades en los seres. Por ejemplo el máximo frío es la causa de todos los fríos.
Si no existiese el ser perfectísimo no sería posible la perfección de los seres, no podríamos hacer comparaciones, porque no habría referente con el que compararnos.
Por consiguiente, lo verdadero, lo noble, lo bueno es la causa de la bondad de todos los seres vivos y es al que todo el mundo llama Dios.

Quinta vía
En esta vía la influencia es de Aristóteles, Platón y Anaxágoras. Se basa en el orden que rige en las cosas y los seres pertenecientes a nuestro mundo. Para poder entender esta concepción de la realidad y su funcionamiento debemos partir de un hecho de existencia: que todos los seres naturales, incluso los que carecen de conocimiento, obran para alcanzar un fin.
Todos luchan para conseguir un objetivo, y para llegar a su consecución, se debe seguir un proceso de manera ordenada que responda a un plan, no al azar.
Por ello podemos decir que para poder alcanzar sus objetivos y fines estos seres han de llevar a cabo un proceso ordenado para alcanzarlo de forma intencionada. Necesitamos postular la existencia de otros seres inteligentes que les dirijan y orienten hacia sus objetivos, y así se formaría, de nuevo, una cadena que se remonta al infinito. La existencia de esta cadena no puede ser posible, porque no explicaría nada, y como el azar no puede ser causa del orden del universo, debe existir necesariamente un ser eterno, inmutable, e imperecedero a partir del cual, se ordenan todas las cosas naturales y sus movimientos para alcanzar sus fines. Este ser lo llamamos Dios.


1ª Objeción

Esta primera objeción se apoya en la existencia del mal, pues en este mundo hay mal. Argumenta, si de dos contrarios uno es infinito, el otro queda anulado, y aquel, deja de ser infinito o limitado por el otro. Siendo Dios un bien infinito, no debería de haber mal en el mundo, por lo tanto, si lo hay es porque Dios no existe.


Respuesta a la primera objeción
Siguiendo a San Agustín, afirma: Dios nunca permitiría que existiese ningún mal, a no ser que de este mal sacara un bien. Esto forma parte de la gran bondad de Dios que permite el mal, porque considera que de él se puede sacar un bien mayor, (indirectamente, Sto. Tomas está hablando de la libertad; es preferible ésta a su no existencia, ya que de lo contrario, perderíamos nuestra capacidad de elegir).

2ª Objeción

Todos los fenómenos y actos, encuentran su razón de ser o causa en una serie de principios, sin tener que recurrir a Dios como causa suprema; lo que es natural encuentra sus principios en la naturaleza, y todo lo que conlleva una intención, tiene su causa en la razón y voluntad del ser humano. Por tanto, no necesitamos recurrir a la existencia de Dios para encontrar nuestra razón de ser y de los fenómenos que nos rodean.


Respuesta la segunda objeción
Santo Tomás responde alegando que las leyes de la naturaleza no pueden explicar por si mismas todos los fenómenos naturales, ya que estos actúan por un fin, y necesitan una primera causa que los dirija, una inteligencia ordenadora, tal y como queda demostrado en la quinta vía, la cual es Dios. También debemos destacar que toda acción realizada intencionadamente necesita tener como origen una causa superior, ya que la razón y la voluntad humanas, son cambiantes y poco seguras. Por eso, se necesita la existencia de una figura que dirija y ordene nuestra realidad, Dios.


Nociones a tener en cuenta

Movimiento y Primer motor

En esta primera vía Santo tomas emplea el movimiento y el primer movimiento para probar la existencia de Dios. Se fundamenta en la física de Aristóteles, usada también por Maimónides y san Alberto Magno.
Está claro que los sentidos nos muestran que en el mundo hay cosas que se mueven o que cambian, por lo tanto la existencia del movimiento es innegable y evidente para Aristóteles y Santo Tomás, incluso para nosotros. El movimiento se dará sólo cuando el ser está en potencia, y es imposible estar en acto y potencia a la misma vez respecto a lo mismo, por ejemplo: es imposible estar a la vez en potencia y en acto de ser adolescente.
Santo Tomás también explica el principio de causalidad según el cual: ''todo lo que se mueve es movido por otro'' (según él por Dios, un motor inmóvil, que está en Acto perfecto). Este principio se basa en otros dos:

- Todo lo que se mueve es movido por algo. Así pues, lo que se mueve está en potencia  y es movido por otro que está en acto. Lo que está en acto es la causa de que otro se mueva estando en potencia. Por ejemplo: Una comida en el congelador está en potencia de estar caliente, se actualizará en el momento en que se ponga en el fuego.

- Lo que se mueve no puede ser lo mismo que lo que es movido.
También nos encontramos por otra parte, que es imposible remontarse al infinito buscando la causa en acto que provoca el movimiento de cada cosa. Por lo tanto, si tenemos una serie de motores móviles en la que cada uno mueve al siguiente tendremos que aceptar un primer motor, uno que moverá a todos los demás. Sería imposible afirmar que no hay un primer motor, pues si no lo hubiese la serie sería infinita, por lo tanto no habría un motor en acto puro que originara el movimiento.
Pero al haber movimiento en el mundo, ha de haber por lo tanto un primer motor, un motor inmóvil al que todos llamamos Dios.



Causa eficiente primera:

La noción de causa eficiente primera se relaciona con la segunda vía que emplea santo Tomás para probar la existencia de Dios, y la noción de ser necesario se relaciona con la tercera vía.
La segunda vía (prueba por la causa eficiente) encuentra su origen en Aristóteles (Metafísica Libro II 2) quien declara imposible un proceso al infinito en cualquier género de causas, es decir, material, agente, final o formal y concluye que hay que remontarse siempre a un primer principio. Pero Aristóteles no habla de causa eficiente y tampoco utiliza el razonamiento para demostrar la existencia de Dios. Fueron Avicena y Alberto Magno quienes utilizaron el razonamiento para demostrar la existencia de Dios. Santo Tomás sigue especialmente de cerca al primero de ellos.
En esta segunda vía se trata de constatar que hay un orden de causas eficientes. Esto significa constatar que hay cosas que producen otras y son a su vez producidas. La subordinación se debe a que lo que una causa produce, y por tanto la condición misma de su ser causa, depende esencialmente (su ser causa depende de esto) de que sea a su vez producida; por ejemplo, un hombre engendra a otro gracias a que es un ser humano, pero su humanidad hubo de ser producida por otro ser.
A este punto de partida se aplica el principio de causalidad bajo esta formulación: "no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible". Con ésto lo que santo Tomás afirma es que no hay nada que pueda ser causa de sí mismo. En efecto, en cuanto que el efecto depende esencialmente de la causa, ésta ha de ser necesariamente anterior a aquél, pero así las cosas, algo que fuese causa de sí mismo sería algo que estaría ya producido antes de ser producido, lo cual es imposible; por ejemplo el primer ser humano no pudo engendrar su humanidad, pues para eso tendría que haber existido antes de existir.
Más, y aquí radica el tercer fundamento de la prueba, no podemos remontarnos al infinito en la serie de las causas, por cuanto éstas constituyen un orden jerárquico en que unas son principales y otras instrumentales, esto es, en que producen por cuanto a su vez son producidas y así las principales son superiores a las instrumentales; por ejemplo tiene que haber un ser distinto al hombre que sea la causa de su humanidad.
Si la serie fuese infinita no habría una causa primera y así tampoco un orden de causas eficientes, lo cual es absurdo por cuanto esto implica la negación de un hecho de experiencia constatable. Así pues, tiene que haber una causa primera que explica la existencia de todas las cosas y que es ella misma incausada. Es lo que entendemos por Dios. 

Ser necesario:
La tercera vía (prueba por lo necesario) es estática y parte de este hecho de experiencia: hay seres que nacen y mueren y por tanto son contingentes o posibles. Pero o bien todos los seres son contingentes o no. Si todos los seres son contingentes, en la hipótesis de un mundo de duración infinita (que santo Tomás no admite, pero considera aquí como mera hipótesis), nada existiría ahora. En efecto, para que un ser sea llamado con propiedad posible en un mundo de duración infinita, alguna vez tuvo que no ser y si todos los seres son contingentes, alguna vez nada fue. Pero entonces nada existiría ahora, pues un ser sólo puede llegar a ser por virtud de otro que ya es (la esencia de los seres contingentes es distinta de su existencia). Esto último es evidentemente absurdo, por lo que se deduce que no todos los seres son contingentes o lo que es lo mismo que hay un ser necesario. Pero ese ser o tiene la necesidad en sí mismo o la tiene causada por otro y como es imposible remontarse al infinito en la serie de las causas (tal y como se mostró en las vías primera y segunda), ha de existir un ser que sea por sí mismo necesario. Es Dios por cuanto un ser necesario por sí mismo no tiene la existencia recibida ni participada, sino que es la existencia misma o el Ser. Si nosotros no admitimos la existencia de un ser necesario, quedaría totalmente imposibilitada la existencia de otro ser contingente, puesto que no habría otra cosa en el mundo, que hiciera posible su existencia real. Y como no podemos evocarnos al infinito en la búsqueda del ser necesario, concluimos finalmente que este es Dios.
Esta prueba supone la diferencia entre esencia y existencia que fue realizada por el filósofo árabe Alfarabí y sigue en la prueba a Avicena y en especial y casi paso a paso al filósofo judío Maimónides.

Ser perfectísimo e inteligencia Ordenadora:

Ser perfectísimo: el trayecto comenzado por Sto. Tomas para definir la esencia de dios, pasa por adjudicar a Dios cualquier perfección que queramos admirar en la naturaleza de los seres humanos. El ser perfectísimo es el que obtiene un grado máximo de conocimiento sobre la bondad, la verdad y la unidad. Existe, algo que es verísimo, óptimo y nobilísimo, y por tanto es verdadero al máximo. En el mundo hay entes que se acercan a estas cualidades de forma gradual y poco a poco a este máximo. Existe algo que es verdadero, noble y bueno y por consiguiente, esto es algo que ya está en el grado máximo. Pero lo óptimo (máximo) en la verdad, también es óptimo en el ser. El máximo de cada género es la causa, de todo dicho género. Debe haber algo que para todos los entes sea la causa de su bondad, su ser y de todas sus perfecciones, y a este algo se le llama Dios.

En la quinta prueba para probar la existencia de Dios, Santo Tomás considera a éste como causa del orden del mundo, como una ''inteligencia ordenadora'' que rige y dirige el ordenamiento del mundo. Santo Tomás se remite al origen de la demostración a san Juan Damasceno. Este argumento se basa en que los seres carentes de conocimiento como un árbol, obran por un fin, ya que actúan de la misma manera para alcanzar lo mejor. Por lo tanto no pueden actuar por azar o casualidad, ya que estos cuerpos naturales actúan así frecuentemente, siempre igual e intencionadamente. Por lo tanto, santo Tomás hace uso del principio de casualidad: ''Lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda, como el arquero a la flecha''. Por lo tanto, los agentes naturales precisan de una inteligencia ordenadora que los dirija para conseguir sus fines. Estos seres directores no pueden remontarse al infinito, luego tiene que existir necesariamente un ser inteligente por el cual todas las cosas naturales se ordenan a su fin, y a ese ser le denominamos Dios.


Teología racional y teología revelada:

El texto de Sto. Tomas brinda una ocasión perfecta para rebatir las tesis de aquellos que se niegan a creer en Dios, o bien la de aquellos que no aceptan el argumento ontológico de San Anselmo, y se ampara en la idea de que la fe y la razón son dos entidades separadas. Diferenciándose en esto también de San Agustín y de buena parte de la patrística escolástica. Las vías pretenden argumentar en favor de la existencia de Dios, para ello utilizará la razón como instrumento lógico de su argumentación.
STO. TOMAS distingue perfectamente entre el conocimiento acerca de Dios que es objeto de la Razón (Teología racional, natural o filosófica) y el conocimiento de Dios objeto de la Fe (Teología revelada, sobrenatural o religiosa). Así, él tiene claro que verdades del tipo "Dios es Uno y Trino", "Dios se encarnó hombre", "Dios murió y resucitó", etc.... no pueden ser sabidas y demostradas por la Razón natural del hombre: solo pueden ser creídas; y en este sentido resultan objeto de Fe.
Ahora bien, Sto. Tomas, siguiendo a ARISTOTELES, sostiene que verdades como "Dios existe", y otras relativas a la esencia y atributos de Dios, sí son susceptibles de prueba o demostración racional: de ahí la posibilidad de una Teología natural, racional o filosófica que funcione como preámbulo o introducción a la Teología sobrenatural, revelada o religiosa.

En Tomas se dan una razón y una filosofía como preambula fidei (preámbulos a la fé). La filosofía posee su propia configuración y autonomía, pero no agota todo lo que se puede decir y conocer. Es preciso integrarla con todo lo que contiene la doctrina sagrada acerca de Dios, del hombre y del mundo. La filosofía brinda un conocimiento imperfecto sobre las mismas cosas, con respecto a las cuales la teología está en condiciones de aclarar, aspectos y propiedades específicas, en relación con la salvación eterna. La fe, pues, mejora la razón, al igual que la teología lo hace con respecto a la filosofía. La gracia (de Dios) no substituye la naturaleza, pero la perfecciona.
Lo cual significa dos cosas: primero que la teología rectifica la filosofía, pero no la substituye, al igual que la fe orienta la razón, pero no la elimina. Por lo tanto es necesario elaborar una filosofía correcta para que se haga una posible buena teología.
Existe una clara distinción entre la filosofía y la teología, o lo que es lo mismo, entre la razón y la fe. Esto se produce, porque hay unas verdades que son reveladas y solo se puede acceder a ellas mediante la fe y otras que son naturales y se pueden comprender mediante la luz de la razón natural. Los artículos de fe, como los dogmas o misterios, solo pueden ser creídos por fe. Sto. Tomas define la fe como un acto del entendimiento movido por la voluntad a la que Dios asiste mediante la gracia. Los artículos de fe son inaccesibles a la razón, nos resulta imposible comprenderlos, y por eso la teología se ocupa de su estudio. Un artículo de fe es la esencia de Dios, lo que Dios es. Nuestra inteligencia no puede alcanzar a comprender ni a conocer la esencia de un ser infinito y perfecto.
Por otro lado, la razón se ocupa de investigar los entes, las cosas naturales; para ello parte de los axiomas, como las verdades evidentes en sí mismas, y sus conclusiones se mantienen en el ámbito de lo racional y lo natural.
Se debe encontrar la concordancia entre la razón y la fe. En este sentido, la filosofía puede apoyar a la fe en su comprensión de la verdad revelada. De ahí que T. Aquino afirme que la filosofía es ancilla theologiae, la sierva de la teología.
Este es el punto de conexión que nos permite llegar a los preámbulos de la fe. Estos son verdades que requieren de una demostración racional para la fe, la primera es la existencia de Dios. De esta forma se puede llevar a la razón en un proceso ascendente, hasta la revelación y después descender desde la revelación a las verdades naturales que estudia la razón.
Esta tesis invalida la teoría de la doble verdad que es inadmisible en la escolástica, si cualquier verdad de razón se contradice con una verdad de fe, siempre será falsa. Prevalece la verdad de la fe, frente a las limitaciones de la razón.
En tanto que para el agustinismo filosófico no hay separación entre filosofía y teología, entre razón y fe, pues ambas colaboran solidariamente en el esclarecimiento de la verdad: la razón sirve a la fe y la fe ilumina a la razón. La razón sola, sin la fe, no puede alcanzar la verdad (que es Dios). Su máxima expresión es credo ut intelligam. (Crees en la medida en que comprendes).
San Anselmo coge el principio agustiniano credo ut intelligam y lo lleva hasta sus últimas consecuencias; no se trata de entender para poder creer (la necesidad de la razón) sino de la necesidad de la fe para poder conocer la verdad. Sin fe no se puede alcanzar la verdad. Sin embargo como vemos en el texto, para Sto. Tomas esta demostración no es válida porque parte de la esencia de Dios; Dios es evidente en sí mismo porque el predicado está incluido en el sujeto.

 Las vías y su estructura lógica

Santo Tomas cree en la posibilidad de establecer una demostración de la existencia de Dios basada en la razón ya que esta no es evidente para nosotros, para ello utiliza las vías, que no se basan en la fe en la existencia de Dios, sino en un proceso lógico y razonado que nos lleva hasta la concepción de la existencia de Dios. Para este filósofo existen dos clases de demostraciones: una llamada propter quid en la cual se parte de la idea de algo y se deducen ciertas propiedades a partir de esta idea, por ello si creemos que Dios es el ser más perfecto sería una imperfección que no existiera, por lo tanto debe existir. Pero santo Tomas se opone a esta clase de demostración ya que piensa que la esencia y la existencia son conceptos separados, ya que no podemos deducir la existencia de Dios a partir de la idea del mismo. Por ello Santo Tomas utiliza otro tipo de demostración llamado quia que parte del principio de causalidad, que se encuentra omnipresente en sus cinco vías. Estas vías recorren distintos caminos para remontarse racionalmente hasta Dios, todos los cuales aplican el principio de causalidad. Las vías recorren de forma explícita los caminos que sigue naturalmente la razón humana para concluir que existe el ser supremo y presentan una estructura más o menos semejante, que es la siguiente:

• Se parte siempre de un fenómeno natural que sea observado es decir, un hecho de experiencia sensible que hay que describir en términos metafísicos.

• A este hecho de experiencia se le aplica siempre el principio de causalidad. Este exige a cada fenómeno una causa proporcionada, Santo tomas entiende que la causa es siempre superior al efecto, ya que este último depende de ésta. Este principio de causalidad adquiere diversas modalidades o formulaciones según el fenómeno que se considere.

• Se afirma que es imposible remontarse al infinito en la serie de las causas, ya que si no existiera una causa primera no podrían tener lugar todas las demás y tampoco sus respectivos efectos. Pero como nosotros somos capaces de percibir esos efectos mediante nuestra experiencia sensible es necesaria la existencia de esa causa primera para explicar este efecto.

• Por último, se llega a la conclusión de que esa causa inmutable, imperecedera y eterna es Dios, siendo éste, el ser y la esencia en sí mismo. Mientras los seres que se encuentran en ese mundo están compuestos por potencia y acto, Dios no es la composición de acto y potencia, sino el puro acto de ser.

Para conocer a Dios solo tenemos en nuestra mano dos maneras: la vía de la negación, en la que entendemos a Dios como un ser simple en sí mismo alejado de la composición ya que solo los seres pertenecientes a la vida que conocemos están sometidos a esta composición; ejemplo: potencia y acto. Por vía de eminencia: aquí tenemos la concepción de Dios como el máximo grado de percepción en todos los ámbitos que caracterizan a las cosas y seres que se encuentran en nuestro mundo; por ejemplo: dios es infinitamente noble aunque nunca hemos conocido esa infinita nobleza. Una vez que lleguemos a este punto podemos deducir una serie de conclusiones respecto a la idea de Dios, como que es un ser único, increado, necesario, eterno y perfecto en el cual coinciden la esencia y la existencia.

















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