Alienación e ideología.
Alienación
e ideología.
Feuerbach plantea el problema
de la alineación en su obra "La esencia del cristianismo", en el
contexto de la explicación del origen y naturaleza de la religión. El ser
humano no es el producto de los dioses, sino más bien lo contrario, los dioses
son el producto de los seres humanos: la religión es una invención de los seres
humanos, el resultado de aplicar atributos trascendentes al mundo conocido, al
mundo material y sensible, la duplicación trascendentente de este mundo terrenal.
Una vez creado ese mundo trascendente de la religión, se produce una extraña
inversión, por la que se intercambian los papeles del creador y de la criatura,
que da lugar a la alienación religiosa.
En el caso del cristianismo, pues, resulta que no es Dios quien crea al ser humano, sino el ser humano quien crea a Dios. Ahora bien, una vez creado Dios, los seres humanos no lo ven como su propia imagen, sino que lo conciben como algo superior, hasta el punto de invertir completamente la relación de semejanza, creyéndose ellos imagen de Dios, y terminando por someterse a él. Pues bien, es en ese sometimiento en donde se consuma la alienación, la enajenación del ser humano, en la medida en que supone la pérdida de sí mismo, la renuncia a su propia naturaleza en favor de la de un ser ajeno. De este modo el ser humano se convierte en algo extraño para sí mismo, en un ser alienado. El producto de su objetivación se le impone como la verdadera y única realidad, a la que debe someterse, viéndose obligado a vivir "para otro".
En el caso del cristianismo, pues, resulta que no es Dios quien crea al ser humano, sino el ser humano quien crea a Dios. Ahora bien, una vez creado Dios, los seres humanos no lo ven como su propia imagen, sino que lo conciben como algo superior, hasta el punto de invertir completamente la relación de semejanza, creyéndose ellos imagen de Dios, y terminando por someterse a él. Pues bien, es en ese sometimiento en donde se consuma la alienación, la enajenación del ser humano, en la medida en que supone la pérdida de sí mismo, la renuncia a su propia naturaleza en favor de la de un ser ajeno. De este modo el ser humano se convierte en algo extraño para sí mismo, en un ser alienado. El producto de su objetivación se le impone como la verdadera y única realidad, a la que debe someterse, viéndose obligado a vivir "para otro".
La
alienación en Marx.
Pero esta
noción de alienación, que Feuerbach restringía al ámbito religioso, Marx la
extenderá a todas las esferas de la actividad humana, empezando por la
actividad esencial del ser humano: la producción de bienes para la satisfacción
de sus necesidades. Producir es la actividad esencial de los humanos, lo que
los distingue de otras especies animales. Producir significa transformar la Naturaleza , y al
transformar la Naturaleza
el ser humano expresa su rasgo esencial. No se limita a tomar de la Naturaleza , sino que
deliberadamente busca modificarla. De ahí que el trabajo sea el concepto
fundamental para entender al ser humano. El trabajo, como actividad productiva
libre, es la actividad en la que el ser humano expresa su humanidad, su
verdadera naturaleza. Todo lo producido de esta forma -un vestido, una estatua,
una casa- es la esencia de la vida humana convertida en un objeto físico y, por
tanto externo al productor. En la sociedad industrial, el trabajador no
controla el producto de su trabajo. El producto en el que se objetiva su
trabajo no le pertenece, convirtiéndose así en algo extraño, ajeno al
trabajador: su actividad transformadora no le pertenece, no es considerada como
suya, sino que deviene propiedad de "otro". "El objeto que el
trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un extraño, como un poder
independiente del productor... el trabajador se relaciona con el producto de su
trabajo como con un objeto extraño", dice Marx en los "Manuscritos
económico-filosóficos". Además, en la medida en que el producto se
convierte en una mercancía, el trabajo objetivado en él es tratado también como
mercancía, por lo que el mismo sujeto productor, cuya actividad se halla
objetivada en la cosa, en el objeto producido, se ve sometido a un proceso de
reificación, de cosificación, mediante el que el termina por ser considerado
simplemente como cosa, como mercancía.
“El
trabajo se convierte en una actividad alienada y alienante, cuando los seres
humanos producen objetos sobre los cuales ya no ejercen ningún control, que no
ponen de manifiesto su humanidad, ya que no resultan de su libre actividad,
sino de una actividad que es "para otro", que ya no les pertenece
porque le pertenece a quien haya pagado su salario, y de la son despojados. De
esta manera es el capitalista el que, con la apropiación del producto, se
apropia de la actividad de los demás, resultando para ellos una actividad
enajenada, alienada. Además, el objeto producido se vuelve contra su creador,
puesto que sirve para enriquecer al capitalista y aumentar su poder sobre el
proletario. De este modo la actividad productiva se convierte en una actividad
realizada bajo "dominación, coerción y el yugo de otro hombre". Los
seres humanos en vez de relacionarse entre sí cooperativamente lo hacen
competitivamente. El amor y la confianza mutua se ven reemplazadas por el
comercio y el intercambio de y como mercancías. Los seres humanos no reconocen
en el otro una naturaleza humana común: ven a los otros como instrumentos para
satisfacer sus intereses egoístas. La humanidad, bajo la explotación del
trabajo asalariado, aparece escindida, separada en dos partes que no reconocen
su común humanidad”.
La explotación del trabajador se produce por partida doble; en
primer lugar, el capitalista lo explota al apropiarse de la materia prima y de
los medios de producción, así como de la plusvalía producida por el trabajador;
pero en segundo lugar, lo explota como mercancía, considerándolo un mero
apéndice de la maquinaria, una pieza más del sistema de producción. En esta
segunda forma de explotación, el trabajador pierde toda autonomía personal y
toda posibilidad de encontrar satisfacción en el trabajo. El capital no sólo se
apropia de la plusvalía sino que se convierte en una fuerza tangible que
exprime la vida misma del trabajador y que mutila sus talentos: el trabajo, su
propia actividad, se convierte en el medio de su esclavitud, de su alienación.
Pero la alienación no sólo se da en el terreno de la actividad
productiva, del trabajo. Además de la alienación económica, estructural y
radical en la sociedad capitalista, derivan de ella otras formas de alienación,
como la social, (a través de la división de la sociedad en clases), la política
(con la división entre la "sociedad civil" y el "Estado")
de las que, a su vez derivan otras formas de alienación ideológica, (como la
religiosa y la filosófica) que buscan justificar la situación real de miseria
para la mayoría y, al mismo tiempo, confundir y mistificar la realidad, creando
una falsa conciencia de la misma.
La última fase de la alienación es, pues, la alienación ideológica. En ésta el
trabajador cree que es legítima la apropiación de la plusvalía por parte del
capitalista. El trabajador cree que, como el capitalista posee legítimamente los
medios de producción (talleres, maquinaria, fábricas...), tiene una pretensión
o un derecho fundado para apropiarse una parte de su trabajo, de una parte de
su actividad, de una parte de su vida. A su vez, se considera legítima la
posesión de los medios de producción porque deriva de una apropiación legítima
de plusvalías en etapas anteriores, construyéndose un círculo vicioso en los
procesos de legitimación de la explotación. La eficacia de la explotación
capitalista descansa sobre la noción de legitimidad: presentarse ante las
conciencias de los explotados como moralmente justificables.
La
ideología es una forma de ver el mundo que satisface los intereses de los
explotadores. La ideología es una falsa conciencia, una representación
inadecuada de la realidad a fin de que los explotados consideren naturales y
por tanto justificables e inevitables sus condiciones de vida: “siempre ha
habido ricos”, “es natural que el amo se lleve una parte de la cosecha: es el
dueño de la tierra, al fin y al cabo”, son expresiones que manifiestan la
aceptación de la ideología dominante por parte de los dominados. La ideología
se constituye en la culminación del proceso de alienación.
Así pues el concepto de IDEOLOGÍA posee dos significados:
a) Conjunto de ideas o representaciones humanas, formas de
conciencia de manera neutral. Si un pueblo vive de una determinada manera, sus
ideas, su arte, su religión, su filosofía están fundamentadas en las
condiciones materiales.
b) La
Ideología como falsa conciencia que no permite a los hombres
comprender las fuerzas que guían su propio pensamiento. La deformación se debe
a las condiciones sociales de existencia.
Funciones de la ideología
a) La principal función es la de
ocultar una situación real de opresión y contribuir a su mantenimiento.
b) La ideología sirve en interés a
quienes tienen el poder en una determinada sociedad, en el caso del
capitalismo, a los dueños de los medios de producción.
c) Asegura aparentemente la cohesión
entre los hombres, dentro de la estructura real, que no es otra que la
explotación de clases.
d) Desfigura el pensamiento humano en
beneficio de los intereses creados de la clase dominante.
e) Tranquiliza los sentimientos de
impotencia de la clase dominada con mensajes narcotizantes.
f) Garantiza la dominación de una clase
sobre otra, haciendo aceptar a los explotados su situación como algo que viene
de la naturaleza o como algo que viene impuesto desde el cielo.
Clases de ideología
a). La ideología económica es la
base o raíz de todas las ideologías se basa en todos los presupuestos teóricos
desarrollados por Smith y Ricardo que justifican el funcionamiento del
liberalismo económico, las leyes del mercado, los salarios bajos, la necesidad
del paro etc. como justos y necesarios para el buen funcionamiento de la
sociedad, en esta ideología la consideración del asalariado es la de una pieza
del engranaje del sistema, animal de carga o mera mercancía que tiene un valor
y un uso.
b). La ideología política presentará
al Estado como un ente exterior neutro que regula el buen funcionamiento del
sistema económico y es solidario con los pobres y oprimidos. Pero en realidad,
el Estado es manejado por el capitalista (fuerzas de poder económico de la
sociedad) y lo usa a su antojo y conveniencia. Todos los mecanismos del Estado
estarán al servicio de la clase dominante (los dueños de los medios y modos de
producción), la policía protegerá la propiedad privada de los poderosos, los
jueces impartirán una justicia que favorecerán a los capitalistas y la
administración estará al servicio de quienes proporcione buenos ingresos.
c). La ideología filosófica
sirve para justificar la división de la sociedad en dos clases de trabajos: el
teórico y el manual como irreconciliable. El trabajo intelectual se manifiesta
como algo puro, separado del mundo material. Aparecen individuos dedicados al
trabajo de la pura teoría cuando en realidad se trata de una deformación
ideológica, del mismo modo sucede con la división de la sociedad en clases
sociales.
d). La ideología religiosa como
reflejo de un mundo invertido no actúa de forma inoperante sino que narcotiza y
seda ante las inquietudes de la clase dominada.
El modo de producción
El conjunto de los elementos relacionados con la producción, así
como los elementos socio-políticos e ideológicos, es decir, el conjunto de los
elementos que forman parte de una sociedad, en un momento determinado de su
desarrollo histórico, constituyen una determinada formación social, una
totalidad social concreta, históricamente determinada.
A cada formación social le corresponderá un determinado modo de
producir socialmente los bienes necesarios para la existencia, un determinado
modo de producción, es decir, una determinada estructura productiva, compuesta
por el conjunto de los elementos relacionados con la producción material de la
existencia, que constituyen la base sobre la que se asientan, y de la que
derivan, el conjunto de elementos jurídico-políticos e ideológicos, que forman
la superestructura de dicha formación social. El concepto de modo de producción
se refiere, pues, siguiendo a Marta Harnecker, (en "Los conceptos
elementales del materialismo histórico"), "a la totalidad social
global, es decir, tanto a la estructura económica como a los otros niveles de
la totalidad social: jurídico-político e ideológico".
El modo de producción es el resultado de la síntesis de tres
elementos estructurales: la estructura económica, la superestructura
jurídico-política y la superestructura ideológica. En el modo de producción
podemos distinguir, pues, una estructura con dos elementos constitutivos: las
fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre los que se da un
mutuo condicionamiento; y una superestructura en la que se pueden distinguir
dos niveles: la superestructura jurídico-política, constituida por los
instrumentos de control sociales y políticos correspondientes a las relaciones
sociales de producción; y la superestructura ideológica, por la que se
justifica el orden establecido mediante una falsa conciencia que enmascara la
verdadera realidad. Ambas superestructuras están condicionadas por la
estructura económica de la sociedad.
Los modos de producción históricos
Según
Marx, a lo largo de la historia de la humanidad se han sucedido varios modos de
producción que, de acuerdo con las tesis del materialismo histórico, son los
auténticos determinantes de la evolución histórica de la humanidad, por lo que
la historia debería ser explicada en función de ellos, y no de acontecimientos
externos, como la sucesión de dinastías o los dramatizados en el culto a los
"héroes". Esa evolución histórica, de la que son protagonistas los
seres humanos en su actividad cotidiana, partiría del comunismo tribal
primitivo y, pasando por el modo de producción antiguo y el feudal, llegaría al
modo de producción capitalista, (en plena expansión en la segunda mitad del
siglo XIX), por lo que respecta a la historia de Occidente; y al modo de
producción asiático, respecto a la historia de Oriente.
Clasificación de los
Modos de producción con las correspondientes Relaciones de producción, Formas
de explotación y Formas de apropiación del trabajo ajeno.
Modo
de producción
|
Relaciones
de producción
|
Forma
de explotación
|
Forma
de apropiación del trabajo ajeno
|
Comunismo
primitivo
|
Comunitarias
|
------
|
------
|
Asiático
|
Funcionarios—
comunidad de aldea
|
Esclavitud general
|
Imposición
de tributos colectivos en especie y trabajo (con coacción extra-económica)
|
Antiguo
|
Amo—
esclavo
|
Esclavitud
|
Apropiación
privada del trabajador (con coacción extra-económica)
|
Feudal
|
Señor—
siervo
|
Servidumbre
(dependencia personal)
|
Apropiación
privada del excedente (con coacción extra-económica).
|
Capitalista
|
Capitalista—
proletario
|
Trabajo asalariado
(formalmente libre)
|
Apropiación
privada de la plusvalía a través del “mercado” (sin coacción extra-económica)
|
Socialista
|
Entre
libres asociados
|
------
|
------
|
El modo de producción tribal. La sociedad tribal primitiva era una
sociedad en la que no se daba la propiedad privada de los medios de producción,
sino la propiedad colectiva, por lo que Marx llamará a este modo de producción
"comunismo primitivo": un modo de producción en el que las relaciones
sociales establecidas eran relaciones de colaboración, y los medios de trabajo
y los productos obtenidos pertenecían a la sociedad.
El modo de producción
asiático (en Oriente). Marx consideró que el modo de producción asiático no
podía ser asimilado ni al antiguo ni al feudal, por lo que lo calificó de
"asiático" u "oriental". Al depender del riego de las
tierras, que exige un control centralizado de los recursos hidráulicos, se
provoca la creación de gobiernos centralizados que se imponen sobre las
dispersas comunidades agrícolas. Por otra parte, la simplicidad de la
organización económica la convierte prácticamente en inmutable, de donde se
explica su persistencia a través de los siglos.
El modo de producción
antiguo. La sociedad antigua es una sociedad civilizada, pero basada en un
sistema esclavista de producción. Las relaciones sociales en el régimen
esclavista son, pues, de dominio y sometimiento. El agente propietario, el amo,
ejerció dominio completo sobre las fuerzas productivas (mano de obra - el
esclavo-, y medios de producción), de las que era propietario.
El modo de producción
feudal. La sociedad feudal posee muchas características similares a las de la
sociedad antigua. Las relaciones sociales de producción son también semejantes
a las del modo de producción esclavista. Pero, pese a que el señor feudal posee
la propiedad completa sobre los medios de producción, sólo en parte la posee
sobre el trabajador (siervo), con el que establece una relación de servidumbre
o vasallaje.
El modo de producción
capitalista. Su base es la propiedad privada de los medios de producción,
aunque el trabajador es jurídicamente libre. La fuerza de trabajo es la única
propiedad que posee el trabajador. El trabajo genera una plusvalía que no
revierte sobre el salario del trabajador, sino que es apropiada por el
capitalista, generando capital, por lo que la relación capitalista-proletario
es una relación de explotación.
El capitalismo deberá
dejar paso al modo de producción socialista, siguiendo la dialéctica de la
historia, por la que la humanidad recuperará, superándolo, el modo de
producción del comunismo primitivo. El modo de producción socialista se basa en
un régimen de propiedad colectiva, lo que supone la abolición de la propiedad
privada de los medios de producción. En consonancia con ello, las relaciones de
dominio y sometimiento se sustituyen por las de cooperación recíproca.
MODOS DE PRODUCCIÓN,
CLASES SOCIALES Y FORMAS DE EXPLOTACIÓN EN ORIENTE Y OCCIDENTE hasta finales
del siglo XIX
En
Occidente
|
MODOS
DE PRODUCCIÓN
|
CLASES
SOCIALES
|
FORMAS
DE EXPLOTACIÓN
|
Modos
de producción tradicionales
|
m.
de p. antiguo
|
amos/esclavos
|
esclavitud
|
m.
de p. feudal
|
señores/siervos
|
servidumbre
|
|
Modos
de producción modernos
|
m.
de p. capitalista
|
burgueses/proletarios
|
trabajo
asalariado
|
En
ORIENTE
|
MODOS
DE PRODUCCIÓN
|
CLASES
SOCIALES
|
FORMAS
DE EXPLOTACIÓN
|
Modos
de producción tradicionales
|
m.
de p. asiático
|
funcionarios
estatales/comunidad de aldea
|
esclavitud
general
|
Conflicto y cambio
Según Marx a cada
sistema de fuerzas productivas le corresponde un determinado conjunto de
relaciones de producción. Cuando las fuerzas productivas evolucionan, como
éstas son las que producen unas determinadas relaciones de producción, estas
relaciones deberían también evolucionar. Sin embargo, lo usual es que las
personas beneficiadas por la antigua relación de producción intenten mantener
su estado de privilegio. Esto produce un choque dialéctico, una contradicción
que aboca a la sociedad a un conflicto que sólo se supera por un proceso
revolucionario. Tal revolución social debe generar un cambio e instaurar una
nueva época social.
Lucha de clases
·
El modo mediante el que se resuelve la
contradicción expuesta es la lucha de clases. Para Marx, la lucha de
clases es el motor de la historia, y todas las luchas que han existido a lo
largo de la historia pueden entenderse como lucha de clases.
·
Cuando se habla de lucha de clases ha
de entenderse algo más que un simple enfrentamiento entre explotados y
explotadores. Cuando los obreros tomas conciencia de clase obrera, se emprende
una lucha no contra los patronos aislados sino contra la clase dominante y el
gobierno que los apoya.
·
La lucha de clases debe darse a tres
niveles:
o
Lucha económica, lucha por poseer los
medios de producción.
o
Lucha política, lucha por poseer el
poder.
o
Lucha ideológica, lucha por implantar
nuevas ideas que representen los intereses de la nueva sociedad.
·
La lucha de clases, que suele acabar
con la victoria de la clase ascendente, instaura un nuevo régimen
económico-social, viéndose obligada a cambiar la superestructura, y presentando
sus intereses como los intereses de la sociedad en su conjunto. Este proceso se
ha repetido a lo largo de la historia y tendrá su fin con la llegada del
comunismo.
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