INTRODUCCIÓN: LA FILOSOFÍA DIALÉCTICA
Uno de los hitos que marcan el inicio de la Edad Contemporánea es el
protagonismo concedido a la historia. La Ilustración (y su culminación en la Revolución Francesa)
así lo exigían. En efecto, la
Ilustración presentaba la razón y el progreso como los
acicates de la acción humana y la Revolución Francesa
fue interpretada como un logro en la historia.
Para el
cristianismo tradicional, el sentido de la historia venía planificado por la providencia
divina. El mundo tomaba el rumbo que Dios había decidido darle, aunque esa
dirección fuese incognoscible para los humanos. La soberanía de la razón y de
la conciencia, que se encendió con la Revolución Francesa ,
alumbró nuevas perspectivas al sentido de la historia. La revolución había
demostrado que los planes de la razón podían hacerse realidad; que lo que la
razón consideraba irracional (el sistema feudal) podía ser abolido y sustituido
por un sistema racional.
Sin
embargo, un ser humano responsable único de su futuro debe preguntarse hacia
dónde se dirige, es decir, cuál es el sentido de la historia. Los grandes
pensadores del siglo XIX dieron respuesta a esta cuestión. A principios de
siglo, Hegel afirmó que el
sentido de la historia consiste en el proceso ascendente de la conciencia de la
libertad. Marx, por su parte, puso
el acento en que tal sentido iría liberando a los seres humanos de sus
alienaciones. Sin duda que los sistemas de Hegel y Marx han influido
poderosamente en las versiones del sentido de la historia que se han ofrecido
durante los siglos XIX y XX.
CONTEXTO
SOCIOCULTURAL
El mundo que vivieron Marx y Engels estaba sufriendo una de
las mayores transformaciones de los estilos de vida y de las relaciones
sociales de los últimos tiempos. Es la época de las grandes revoluciones
políticas, económicas, sociales y científicas. Esta nueva realidad era producto
de la revolución industrial que se había
iniciado a finales del siglo XVIII y que alcanzó su culminación durante el
siglo XIX.
Sin duda
que la Revolución
industrial tuvo consecuencias sociales. La sociedad estamental del Antiguo
Régimen fue sustituida por una sociedad
de clases, las cuales se definen y se diferencian por la posesión o no de
los medios de producción, es estatus social de sus miembros y las parcelas de
poder de que gozan. Así, la burguesía y el proletariado industrial son las
principales clases de esta nueva sociedad.
Los intereses de ambas clases se encuentran
enfrentados y, en su lucha por la implantación o el mantenimiento de los
mismos, van a generar una serie de teorías desde las que justificarlos. Es así
como surgieron el liberalismo y la economía política como formulaciones
intelectuales que defienden los ideales de la burguesía y el socialismo y el
anarquismo, que hacen lo propio con los intereses del proletariado.
El liberalismo en lo político, defiende un
poder del Estado no autoritario, limitado y fragmentado. En lo social, la autonomía
y la libertad del individuo, único sujeto de la historia. En lo económico, fue
teorizado por los economistas Adam Smith y David Ricardo. Ambos defienden que
la economía se ha de regir por la ley del libre mercado (ley de oferta y demanda)
cuyo funcionamiento se regula a través de la interacción de los intereses
particulares y la competencia. El mercado actúa como una “mano invisible” que
distribuye las tareas entre las personas en función de las necesidades de la
sociedad. En él no hay favoritismos y todos están en igualdad de condiciones.
Así, según esta teoría, la búsqueda individual del beneficio propio y el
desarrollo de la competencia entre los hombres llevará al bienestar común.
En
cuanto al socialismo utópico se
relaciona con una corriente de pensamiento netamente social que defiende los
intereses del proletariado y las clases más desfavorecidas. La mayoría de las
doctrinas sociales anteriores a Marx son “utópicas”. El marxismo mismo se
considera como socialismo científico frente al socialismo utópico de esta
época. Este socialismo utópico se caracteriza por la elaboración de proyectos
de sociedades ideales donde no existiera la explotación, pero no tienen en
cuenta las posibilidades reales de su puesta en práctica. Los ideales del
socialismo utópico fueron desarrollados principalmente por autores como
Saint-Simon, Fourier o Robert Owen.
El anarquismo surgió al mismo tiempo que
el marxismo y está representado por Proudhon y Bakunin. Se presenta como un
movimiento defensor de los derechos del proletariado y crítico con la
propiedad, que considera el origen de todos los males. Además, el anarquismo
defiende otro punto principal como será la lucha contra toda forma de
organización política, contra el Estado, al que considera que legaliza el robo
y contra las organizaciones obreras. La defensa del individualismo y el pacto
entre hombres libres es lo que le distancia de la estrategia marxista.
Así, el
proletariado comenzó a tomar conciencia de su explotación y se inició un
movimiento de reacción articulado a través de asociaciones, sindicatos y
sociedades clandestinas y que se denomina movimiento
obrero. Sus luchas van a transformar el panorama económico, social e
ideológico de todo Occidente en el siglo XIX y en el XX. Es en esta lucha por
la emancipación donde se inscribe el pensamiento marxista.
CONTEXTO FILOSÓFICO
Se puede
decir que el pensamiento marxista es deudor de la filosofía alemana de finales del siglo XVIII y el XIX, que tiene su
máxima expresión en Hegel y continúa la línea iniciada por los discípulos de
Hegel agrupados en torno a la denominada “izquierda hegeliana”. A la
vez, la obra de Marx y Engels se desarrolla en el ambiente intelectual que
impregnó la Europa
decimonónica influido por el desarrollo de las ciencias experimentales y el
espíritu positivista. Está imbuida por el deseo de cientificidad de todas sus
propuestas, como forma de reconocimiento de un pensamiento serio y riguroso.
Marx
admira en Hegel sus ideas de que todo proceso discurre en clave dialéctica y de que el hombre debe
completarse en su ser a través de su actividad. Claro que Hegel entendía esta
actividad como algo espiritual, fruto del pensamiento, pero Marx, en cambio, la
concibe como algo material, como un trabajo manual a través del cual se va
realizando el hombre. Tomó de Hegel la idea de alienación, solo que Marx la concibe como la pérdida de la vida del
trabajador, porque lo que sale de él es el producto de su trabajo, que es
entregado al patrono a cambio de un mísero salario. Rechazará también el
importante papel que Hegel le daba la propiedad
privada como fundamento de la sociedad.
A la
muerte de Hegel, sus discípulos se dividieron en dos corrientes conocidas como
la “derecha” y la “izquierda” hegelianas. La derecha hegeliana hacía una interpretación conservadora del pensamiento
de Hegel y llegaba a interpretar que el Estado prusiano de entonces
representaba el fin de la dialéctica y que el estado social existente era la
culminación de una historia racional.
La
izquierda hegeliana, integrada por los jóvenes hegelianos, entre los que hay
que citar a Bruno Bauer, David Strauss o Ludwig Feuerbach, adoptaron el método
de Hegel y eran críticos con el estado de cosas con el que se encontraban, pues
veían en él síntomas claros de una enorme pobreza, de censura y de
discriminaciones de diversa índole, entre ellas, la religiosa. El camino
dialéctico hacia la plenitud tenía aún que recorrerse. Por lo tanto, tenía como
objetivo transformar el orden existente.
El autor
que más influyó en Marx fue Feuerbach. Este criticó el idealismo de
Hegel porque situaba el pensamiento, la conciencia o espíritu como objetivo
prioritario de la filosofía y el único sentido de la realidad. Para Feuerbach,
la realidad es materia. Lo originario no es el pensamiento que construye la
naturaleza al pensarla, sino que esta es real con independencia del
pensamiento. En este sentido, Feuerbach se considera materialista.
Por otro
lado, Feuerbach se opuso a Hegel en su consideración de la religión. Sostiene
que la religión no es más que la expresión del deseo humano. Es, decir,
establece las siguientes afirmaciones:
-
El hombre, por necesidad y deseo, crea la imagen
de un ser superior en el que coloca los atributos y cualidades humanas. Es el
momento de la alienación del hombre
en Dios.
-
Este Dios va progresivamente alejándose de su
creador y convirtiéndose en un ser independiente, al que venera y al que se
somete.
-
El hombre recupera las propiedades puestas en
Dios como propias, recupera su esencia mediante la superación de Dios.
A través de la negación de la religión de Dios, se afirma la
religión del hombre.
Otros filósofos y sistemas de pensamiento conviven en la
misma época de Marx, aunque sin que tuvieran influencia en éste. Son por
ejemplo, el Positivismo de Comte,
haciendo este un reconocimiento de la razón y de la ciencia como los únicos
criterios posibles para logar una explicación de la realidad. Mencionamos
también la obra en este contexto de un pensador como Arthur Schopenhauer, crítico de Kant y de Hegel y que ejercería
influencia sobre Nietzsche.
EL SISTEMA FILOSÓFICO MARXISTA
El objetivo prioritario del marxismo es la transformación
del mundo como una forma de acercar la filosofía a las preocupaciones de los
hombres y sacarla de los reductos académicos. Sin embargo, Marx es consciente
de que no se puede transformar el mundo si no se le conoce, si no se sabe su
organización, sus leyes de funcionamiento y de desarrollo, y cuáles son las
fuerzas sociales que pueden cambiarlo.
Parte de la crítica en
cuanto a que los filósofos anteriores ignoraban la influencia de las
condiciones económicas y sociales en la filosofía. A partir de ahí hace
hincapié en que toda filosofía es inseparable de la práctica social, la economía
condiciona fuertemente nuestro modo de pensar. Marx se refiere a la
transformación de la naturaleza mediante el trabajo y sobre todo a la transformación
de la sociedad mediante la actividad revolucionaria.
Dentro del sistema filosófico de Marx será muy importante la
superación del pensamiento especulativo.
a)
Crítica
a la filosofía alemana
Marx, en multitud de ocasiones, reconoce el valor del
pensamiento de Hegel. De este asume la concepción dialéctica de la realidad. Para Marx la dialéctica es el único
método válido para comprender el desarrollo histórico y social y, por lo tanto,
la negación, la oposición, es el motor y el principio del cambio histórico.
También acepta, con Hegel, que el discurrir de la historia
es racionalmente necesario, que la historia tiene unas leyes que hay que
descubrir para entenderla y explicarla. Ahora bien, decir que la historia tiene
unas leyes necesarias no supone que los hombres particulares no puedan hacer
nada. Los dos están de acuerdo en la necesidad de colaboración de los sujetos
para realizar los destinos humanos. La diferencia entre Marx y Hegel es la
concepción del destino de la humanidad.
Hegel concebía la realidad y el hombre como espíritu, y la
historia como el proceso en el que el espíritu toma conciencia de sí, como
consecuencia, los individuos y sus relaciones sociales no son más que momentos
en ese desarrollo del espíritu, y el Estado la expresión y la consumación del
espíritu objetivo que materializa la idea de libertad.
Para Marx, esta interpretación es una subversión del orden
real de las cosas. La realidad no es así, lo que realmente existe son los
individuos concretos, su vida material, sus relaciones familiares o sociales, y
no el espíritu. No son las ideas las que dirigen el mundo, sino que las ideas
son el producto de las relaciones materiales que los hombres establecen entre
sí. Así, frente al idealismo hegeliano, el marxismo se define como
materialismo.
Este
materialismo significa una prioridad del ser sobre el pensar, de la naturaleza
frente a la idea, pero también y sobre todo, la prioridad de la realidad
socioeconómica respecto a las ideas. Sólo en esa realidad encontraremos la
clave para la comprensión de lo real y, sobre todo, los medios para su
transformación. Se consuma así la unión entre teoría (comprensión de lo real) y
praxis (transformación de lo real) que define el pensamiento materialista
marxista.
Debemos
también hablar de la crítica a la filosofía alemana y más concretamente también
la crítica a Feuerbach. Para Marx, el materialismo de este autor es también una
forma de idealismo. Está de acuerdo con Feuerbach en que la religión es una
construcción humana, pero este no tiene en cuenta las condiciones materiales,
sociales e históricas que hicieron que los hombres, en un momento determinado,
crearan las religiones. Feuerbach reduce la esencia religiosa en la esencia
humana, pero tal esencia no existe como algo genérico a todos los hombres, sino
que la esencia humana es el conjunto de las relaciones sociales. Por eso Feuerbach
sigue siendo idealista, porque no contempla esas condiciones concretas de la
vida de los hombres.
b ) Crítica a la
economía política y al socialismo utópico
En su obra El Capital, Marx pone en evidencia las insuficiencias
de la economía política inglesa al quedarse en la superficie del
funcionalismo del sistema capitalista. Para él, el error fundamental de esta
teoría es no haber contemplado el origen del enriquecimiento capitalista y de
la acumulación de capital. Este origen está en la plusvalía que el obrero
genera en el proceso productivo. La plusvalía es el concepto clave para
entender el capitalismo y también los medios de su desaparición.
La
crítica al socialismo utópico se relaciona con el hecho de que el fracaso de
estos movimientos reside en que desconocen las condiciones de la realidad que
intentan transformar. Los planteamientos son utópicos porque no tienen en
cuenta las condiciones reales en las que se desenvuelve el sistema y, por lo
tanto, carecen de los instrumentos necesarios que posibiliten la revolución.
EL MATERIALISMO
Se puede considerar la filosofía de Marx una filosofía
materialista en cuanto a que considera que la realidad fundamental es la
materia y no el espíritu. Es decir, todo cuanto existe es materia, procede de
la materia o es una mera manifestación de la misma. La conciencia (entendimiento,
el espíritu o la razón ) no puede ser una realidad o una cosa en sí,
independiente, sino mero resultado de una organización corporal enormemente
compleja.
Vamos a
diferenciar entre materialismo dialéctico y materialismo histórico.
MATERIALISMO DIALÉCTICO
El materialismo dialéctico consiste en la
explicación por parte de Marx y Engels del desarrollo y la evolución de la
totalidad de la realidad. Así, para el materialismo dialéctico la naturaleza se
encuentra sometida a un continuo proceso de variación, evolución y cambio en
virtud del cual no cesan de surgir cosas absolutamente nuevas.
Para el
materialismo dialéctico la inmensa mayoría de los cambios cuantitativos, es
decir, materiales, dan lugar a otros cambios cuantitativos. Además,
determinados cambios cuantitativos originan variaciones cualitativas. Teniendo
en cuenta que nada puede existir separado de la materia, de tal forma que se
niega la existencia de entidades espirituales.
Se
establece que la realidad evoluciona según las siguientes leyes:
-
Ley de la
transformación de la cantidad en cualidad. Según esta ley, las diferencias
cualitativas surgen de las diferencias cuantitativas. Así, la conciencia, la
inteligencia y la razón surgen gracias a la amplitud y complejidad alcanzadas
por el cerebro humano.
-
Ley de la
interrelación o interpenetración de los contrarios. Así, en la naturaleza
existen fenómenos contradictorios que se relacionan entre sí y mediante su
interrelación mutua originan las distintas variaciones y cambios.
-
Ley de la
negación de la negación. En la marcha de la naturaleza, unos sistemas
anulan o eliminan a otros pero, a su vez, son anulados o eliminados por otros,
y así sucesivamente.
MATERIALISMO
HISTÓRICO
El materialismo
histórico constituye una continuidad del materialismo dialéctico. Se
considera que la historia constituirá una continuidad de la naturaleza. Se
considera que la realidad económica es la base de la historia. Esto significa
que el resto de realidades (política, arte, religión, filosofía, etc.)
dependerán de la economía. Esto significa que las ideas, las teorías y las
instituciones jurídicas, políticas, religiosas, etc., dependerán del sistema
económico.
En todo
este concepto, se tiene en cuenta que los seres humanos viven necesariamente en
sociedad y que deben tener en cuenta las formas de trabajo y las relaciones
laborales (relaciones de producción).
En este
sentido debemos identificar dos conceptos importantes en el marxismo:
-
Infraestructura.,
lo que se encuentra en la base y sostiene a lo demás, es decir, la economía.
-
Superestructura.
Es lo que está encima, la ideología, es decir, las ideas políticas, sociales,
jurídicas, estéticas, religiosas. De tal forma que se afirma que mediante la
superestructura se intenta justificar y mantener las relaciones sociales y la
estructura económica.
a)
Las
fuerzas productivas y las relaciones de producción
Se puede establecer que en la estructura económica se
distinguen dos elementos interrelacionados:
-
Fuerzas
productivas. Están constituidas por todos aquellos instrumentos, bienes,
técnicas y actividades humanas que intervienen en la producción. De alguna
manera las fuerzas productivas consisten en realizaciones o creaciones humanas
en cuanto a objetivos utilizados, productos e instituciones laborales (taller,
oficina, fábrica, etc.)
-
Relaciones
de producción. Consisten en la división social del trabajo, es decir, en
diversas formas que adoptan las relaciones entre las fuerzas productivas en una
sociedad. Establece que con la llegada del capitalismo, las clases sociales quedan
reducidas a los propios capitalistas dueños de los medios de producción y el proletariado,
dueño de su fuerza, habilidades y capacidades.
b)
La
mercancía. Valor de uso y valor de cambio.
Marx distingue entre:
-
Valor de
uso. Consiste en las cualidades o capacidades de un bien o de un producto
para satisfacer una necesidad humana
-
Valor de
cambio o mercancía. Consiste en el precio que los bienes, objetos o
actividades adquieren en el mercado (como por ejemplo el salario que le paga a
un trabajador por su trabajo).
En la sociedad capitalista, el valor de uso tiende a ser
suplantado y ocultado por el valor de cambio. Así, los objetos y actividades
valen lo que valen en el mercado mediante la ley de oferta y la demanda.
c ) La Plusvalía
La plusvalía es la diferencia entre el valor de cambio de
los bienes u objetos producidos por un obrero y el salario que este percibe por
su trabajo. Es sinónimo por lo tanto del beneficio del capitalista.
En la sociedad capitalista el trabajo del obrero se
convierte en una mercancía que se compra y vende de acuerdo con la ley de la
demanda y oferta. Estableciendo que para que exista plusvalía será necesario
que el capitalista venda sus productos.
d ) La alienación
La consecuencia directa de la existencia de la plusvalía será
la alienación. Recordamos que Marx
dio un vuelco materialista al concepto de alienación, que en Hegel y Feuerbach
tenía un carácter idealista. La alienación no es del espíritu, ni del hombre
genérico, sino del proletariado.
Va a
entender la alienación como la pérdida o desposesión de algo que es esencial o
una parte importante de una persona. Diferencia entre dos tipos de alienación:
-
Alienación económica o infraestructural.
Consiste en la alienación del trabajo, e el hecho de que el trabajador se despersonaliza
y pierde su auténtica realidad humana. El resultado final del trabajo, el
objeto producido es la objetivación del trabajo, el resultado de su esfuerzo,
pero al no pertenecerle, pues es propiedad del capital, le resulta extraño y
ajeno, algo que no puede controlar ni dominar. La alienación se agudiza cuando
el trabajador asume como “natural” que el capitalista se apropie de la
plusvalía porque es el dueño legal de los medios de producción. La eficacia del
capitalismo reside en su capacidad para perpetuar las condiciones bajo las que
aparece como moralmente legitimado. El objetivo de Marx será la abolición de la
propiedad privada de los medios de producción (fincas, fábricas, banca, etc. )
-
Alienación ideológica o superestructural.
Consiste en una deformación de las ideas y las creencias de los individuos.
Importante papel le da Marx al apartado de la ideología. Por ejemplo
observa su relación con la economía. Marx señala que una ideología es un
pensamiento que cree desarrollarse libremente, pero que en realidad, sin que la
persona se dé cuenta, refleja la situación económica y social en que se vive.
Toda ideología en vez de reflejar la realidad, tiende a desfigurarla y
ocultarla. En toda sociedad la economía es controlada por la clase dominante,
luego la clase dominante controlará también la ideología. En consecuencia, la
ideología tenderá a estar de acuerdo con los intereses de dicha clase y a
reforzar su situación. La ideología servirá para justificar la posición de la
clase dominante.
-
Alienación social. Consiste en la
división de la sociedad en clase sociales. Nos encontramos en la sociedad
capitalista en la división anteriormente mencionada de capitalistas y
proletarios.
-Alienación
política. En toda sociedad de clases, el Estado pertenece a la clase
dominante. El Estado se ha puesto al servicios de la clase dominante, de ahí la
importancia del internacionalismo proletario.
-Alienación
religiosa. Consiste en la evasión de la realidad hacia un mundo
trascendente, es decir, hacia creaciones ilusorias. De ahí la célebre frase “
la religión es el opio del pueblo”, pues según esta teoría, la religión tiende
a adormecer la lucha revolucionaria.
f ) La lucha de
clases como motor de la historia
Parte de la afirmación de que una clase social se encuentra
constituida por un grupo amplio que coinciden entre sí por el lugar que ocupan
en el seno de un determinado sistema de relaciones productivas. Así, el curso
normal de la historia es el paso de un modo de producción a otro producido por
las propias contradicciones que se generan en él. El mecanismo de esta
transformación es el enfrentamiento entre las clases en lucha por la defensa de
sus intereses por dominar la sociedad. El motor de la historia es por lo tanto
la lucha de clases.
Marx no
creó ni descubrió la lucha de clases. Esta idea procedía de los historiadores
franceses; la diferencia con ellos estriba en que estos consideraban que la
lucha de clases había acabado con la subida al poder de la burguesía.
Evidentemente para Marx no es así. Se genera una lucha de clases entre la clase
capitalista y el proletariado. Mantenía que los miembros de esta clase cobrarán
conciencia de su fuerza y terminarán derribando el sistema capitalista, tras lo
cual se dará paso a la sociedad socialista.
Así,
Marx creía que la lucha de clases puede ser eliminada si se suprime el motivo
de la explotación: la posesión privada de los medios de producción. Por eso la
sociedad comunista será una sociedad sin propiedad. Para llegar a ella es
preciso realizar lo que se denominó la revolución del proletariado.
El comunismo, al abolir la propiedad
privada, elimina la separación del ser humano de su trabajo y su retorno a sí
mismo como ser social, al coincidir los intereses de los individuos con los del
conjunto de la especie humana.
En esta
sociedad también habrá desaparecido el Estado como forma de dominación de una
clase por otra. Eso no significa la desaparición de toda organización, sino el
mantenimiento de un poder político que ha perdido su carácter de político
opresor. Si bien, el marxismo no deja nada clara la forma y la organización de
este poder.
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