RENACIMIENTO: CARACTERÍSTICAS GENERALES.
El término «Renacimiento» fue
utilizado por vez primera en 1855 por el historiador francés Jules Michelet
para referirse al «descubrimiento del mundo y del hombre» en el siglo XVI. El
historiador suizo Jakob Burckhardt amplió este concepto en su obra La
civilización del renacimiento italiano (1860), en la que delimitó el
Renacimiento al situarlo en el periodo comprendido entre los pintores Giotto y
Miguel Ángel, y definió esta época como el nacimiento de la humanidad y de la
conciencia moderna tras una larga etapa de decadencia.
EL CONTEXTO SOCIOHISTÓRICO.
El Renacimiento es una época de
la historia europea caracterizada por un renovado interés por el pasado
grecorromano clásico y especialmente por su arte. Comenzó en Italia en el siglo
XIV y se difundió por el resto de Europa durante los siglos XV y XVI. Se
caracteriza por:
a) Destacados cambios políticos,
económicos y sociales. Tiene
lugar la formación de varios
Estados nacionales (Francia, España, Inglaterra, Rusia, Suecia), el surgimiento
de la burguesía como clase social, la consolidación del mercantilismo como
proceso económico, lo que da origen al capitalismo. El auge de la burguesía se
hace a costa de la nobleza, la cual entra en decadencia como consecuencia de
los acuerdos entre burgueses y monarquías para consolidar los nuevos Estados.
b) Se producen importantes descubrimientos técnicos: la brújula,
la cartografía, la pólvora o la imprenta, que repercuten grandemente en las
guerras, los descubrimientos de nuevos
mundos, o la
expansión de la
cultura. El descubrimiento de
nuevos mundos es algo decisivo de este periodo. Tiene un gran significado,
porque se amplía el horizonte mental y social de los habitantes de Europa,
además de tener importantes repercusiones en la configuración del panorama
geográfico europeo y mundial.
c) El arte (pintura, escultura, arquitectura) y la literatura son
exponentes del cambio que se produce respecto a la Edad Media. La estética
renacentista expresa la nueva
vitalidad del Renacimiento
en todas sus
formas. Dante, Petrarca
y Bocaccio en literatura; Botticelli, Miguel Ángel, Rafael y Leonardo da
Vinci en las artes, son nombres destacados. Una ciudad, Florencia, cuna
renacentista, representa un ejemplo de mecenazgo, de apoyo a las artes y la
cultura, impulsado por familias como los Medici. En este contexto desarrollará
su teoría política Maquiavelo.
d) Existen conflictos religiosos que culminan con la Reforma y la
Contrarreforma. La Reforma fue liderada
por Alemania y la Contrarreforma por España.
Con Lutero, Calvino y otros, se produce una ruptura en la Iglesia que
culmina con la separación entre el norte y el sur de Europa en lo religioso. Se
crea un escenario con grandes conflictos que salpican a los Estados y a sus
gobernantes. En el centro y norte
de Europa la
mayoría de ellos
acoge la nueva
fe luterana o calvinista. España,
primero con Carlos V y luego con Felipe II, se convertirá en el más firme
defensor del catolicismo romano. Esto conducirá a grandes enfrentamientos con
Francia y con Inglaterra. El celo puesto en lucha contra el protestantismo
contribuyó decisivamente al descontento de sus súbditos, con lo que se inició
el declive definitivo del imperio español, confirmado a lo largo del siglo
XVII.
LA FILOSOFÍA RENACENTISTA.
Filosóficamente se produce un retorno a la cultura clásica grecorromana, reinterpretada por los autores renacentistas. Fruto de esta actividad es el humanismo renacentista, con una visión antropocéntrica y naturalista del hombre, frente al teocentrismo medieval. Existen dos grandes corrientes filosóficas:
Filosóficamente se produce un retorno a la cultura clásica grecorromana, reinterpretada por los autores renacentistas. Fruto de esta actividad es el humanismo renacentista, con una visión antropocéntrica y naturalista del hombre, frente al teocentrismo medieval. Existen dos grandes corrientes filosóficas:
a) La propiamente humanista, con diversos grupos y tendencias. El platonismo,
con Marsilio Ficino y Pico della Mirandolla en la Florencia de los Medici y
Botticelli; el aristotelismo de influencia averroísta, que florece más
en Padua, y tiene en Pomponazzi su figura más representativa; y diversos grupos
de estoicos, epicúreos y escépticos, como Lipsio, Valla o Montaigne.
Todas estas escuelas o grupos
tienen como denominador común: el antropocentrismo, la mirada
reinterpretadora del pasado clásico, que se centra en el hombre como eje de pensamiento. Un
concepto de hombre que resalta
sus valores naturales y terrenales, dejando en un segundo plano lo sobrenatural
o divino. «El hombre rige y dirige su propia conducta y su propio destino»,
sostenía Pico della Mirandolla.
Otros humanistas destacados son Tomás Moro, autor de la obra Utopía; Juan Luis Vives, humanista español
cuyos planteamientos influyeron notablemente en el desarrollo de la renovación
científica europea; y, sobre todo, Erasmo
de Rotterdam, tal vez el humanista más famoso y el principal difusor de
este movimiento por toda Europa. Todos ellos eran profundamente religiosos.
b) La corriente naturalista. Los humanistas, en cierta manera, se
despreocuparon bastante de los desarrollos científicos de su época; sin
embargo, hubo otro grupo que estaba muy atento a la ciencia de su tiempo, aun
cuando también situaban al hombre en el centro de sus reflexiones. Los más
importantes fueron Nicolás de Cusa y
Giordano Bruno.Este último
sostiene varias ideas interesantes
y polémicas. Por una parte,
una integración del humanismo y el naturalismo científico. Por otra,
afirma la infinitud del universo, apoya la teoría heliocéntrica de
Copérnico y, en consecuencia, considera que la tierra es un planeta más y no el
centro del mundo, rompiendo, de este modo, con la división entre tierra y
cielo, pues ambos están regidos por las mismas leyes. Además, propugna un
modelo organicista del universo, que entiende como algo vivo, como un
organismo. Esta concepción de Bruno influyó en corrientes intelectuales
posteriores que llevaron al nacimiento de la ciencia moderna y a la Reforma.
Así, desde el siglo XV la filosofía ha estado marcada por una interacción
continua entre sistemas de pensamiento basados en una interpretación
mecanicista y materialista del Universo y aquellos otros basados en la creencia
en el pensamiento humano como la única realidad última. Esta interacción ha
reflejado el creciente efecto del descubrimiento científico y el cambio
político en la especulación filosófica.
Bruno afirma
también que ese
cosmos es una
especie de manifestación
o despliegue de Dios: es lo que se llamará panteísmo, que
significa que Dios no es trascendente a la naturaleza, sino inmanente a ella. El
sostener estas ideas le conducirá a la hoguera en Roma en el año 1600.
La ciencia moderna o renacentista está constituida por un conjunto
de teorías astronómicas y físico-matemáticas que supusieron una auténtica
revolución en la historia del pensamiento y de la ciencia. Su periodo de
desarrollo va desde 1543, fecha en la que Copérnico publicó su obra De Revolutionibus,
hasta 1687, cuando Newton publicó su obra Principia mathematica.
Las causas del origen y
florecimiento de la ciencia moderna están en las nuevas necesidades de tipo
técnico que fueron surgiendo con la revalorización de la observación y la
experimentación por parte de los filósofos nominalistas y la independencia de
la razón respecto de la fe, que favoreció un clima más libre para investigar.
La ciencia renacentista
representa la culminación de un lento proceso que surge al final de
la Edad Media:
el impulso que
le aportaron a
la observación y
a la experimentación los
nominalistas del siglo XIV, junto con el redescubrimiento de la tradición
pitagórica que sostenía que el Universo posee estructura y ordenación
matemática. Todo ello resultará de decisiva importancia para la revolución
científica que llevarán a cabo Kepler, Copérnico y Galileo.
En este contexto tanto la
dimensión empírica como la racional recuperaron su valor en la cosmovisión
renacentista y ambas tendrán su influencia en las corrientes filosóficas del
momento: empirismo y racionalismo, como veremos en las unidades siguientes.
Representan dos movimientos de pensamiento europeo diferentes y contrapuestos
que convivirán en el siglo
XVII en el
Reino Unido (empirismo)
y en Francia y Alemania (racionalismo). Los primeros se
centrarán más en la experiencia sensible y los segundos en la razón (teórica).
APORTACIONES RENACENTISTAS.
Existen varias aportaciones que
influirán determinantemente en el pensamiento filosófico:
a) Una nueva imagen del universo,
b) El mecanicismo frente al
organicismo aristotélico, c) La finalidad práctica y no contemplativa del
saber,
d) La preocupación por el método
hipotético deductivo y la deducción,
e) El fenomenismo de la nueva
ciencia frente al substancialismo aristotélico.
LA CIENCIA RENACENTISTA.
La ciencia renacentista, con la
Astronomía como motor, es otro pilar importante en los inicios de la
modernidad. Ella aporta una nueva imagen del universo, heliocéntrica y
mecanicista. Conocen y tienen presentes los escritos de los antiguos griegos,
especialmente los de Aristóteles, Arquímedes, Aristarco y los pitagóricos.
Las tres figuras más destacadas
son: Copérnico, que formuló la teoría heliocéntrica en 1543 (prohibida y
atacada por la Iglesia católica); Kepler que la consolida con sus cálculos
matemáticos al tiempo que descubre que las órbitas de los planetas son
elípticas (Copérnico estimaba que eran circulares) y Galileo.
La originalidad de Copérnico
se redujo a sus famosos siete supuestos básicos, ingeniados para
superar las dificultades de Ptolomeo: «Como advertí estos defectos, con
frecuencia consideré si no era posible acaso encontrar una disposición más
razonable de los círculos [...] en la cual cada cosa se moviese uniformemente
sobre su propio centro, como lo exige la regla del movimiento absoluto». Estos
supuestos son los siguientes:
a) No hay un centro común a todos
los astros.
b) La Tierra es el centro de la
Luna y de la gravedad.
c) El Sol es el centro del sistema planetario.
d) La distancia al Sol es
infinitamente pequeña comparada con la que hay a las estrellas fijas.
e) La Tierra gira diariamente
sobre su eje, dando así la impresión de que es el firmamento el que gira.
f) La Tierra y los demás planetas giran en torno
al Sol, lo que produce el efecto de que éste tiene un movimiento anual.
g) Las detenciones y retrocesos
aparentes de los planetas se deben a la misma causa.
Kepler acepta el sistema copernicano. Considera que el
heliocentrismo supera los límites de la teoría de Ptolomeo. Entiende que todo
el universo constituye una estructura racional y perfecta en la que se
manifiesta la sabiduría de Dios. Intenta alcanzar las mediciones entre las
esferas y el régimen de los movimientos, atendiendo a las relaciones existentes
entre las figuras. Constata la necesidad de la concordancia con las medidas
empíricas. En consecuencia, la astronomía no consiste en simples cálculos,
sobre el papel, ni en derivaciones de la imaginación, sino que debe acudir a
las mediciones metódicamente realizadas y repetidas. En este sentido, afirma:
«Toda medida es obra de una mente».
Sus famosas leyes sitúan a Kepler
en un privilegiado lugar de la historia de la ciencia. Son tres:
a) Ley de órbitas: «Los
planetas recorren órbitas elípticas en las que el Sol ocupa uno de los focos».
b) Ley de áreas: «Las
áreas recorridas por el radio vector son proporcionales a los tiempos empleados
en recorrerlas».
c) Ley de periodos: «Los
cuadrados de los tiempos de revolución son proporcionales a los cubos de los
semiejes mayores de las órbitas».
A diferencia de los dos
anteriores Galileo, además de astrónomo, es físico. De hecho a partir de él se
puede decir que la Física se constituirá como ciencia específica (confirmada
posteriormente por Newton). Además de sus contribuciones a la física
(movimiento rectilíneo y circular, caída de los graves, leyes de la inercia),
son decisivas sus aportaciones al campo de la astronomía, con interesantes
descubrimientos. Tras construir un telescopio observa la Vía Láctea, los
satélites de Júpiter, las fases de Venus, las
montañas de la
Luna y las
manchas solares, entre
otras. Con ello
da una demostración empírica del
sistema copernicano, lo que le supondrá grandes problemas con la Iglesia, que
le obligará a abjurar (renegar) de ellas públicamente.
Galileo también pone a punto el método
experimental como propio de la ciencia. Él lo llamó
método
resolutivo-compositivo, y se
basa en la
observación de ciertas propiedades (1.a fase) sobre las que
se formularán diversas hipótesis (2.a fase) que serán sometidas a contratación
empírica (3.a fase).
Además, las matemáticas se
convertirán en fundamentales para la ciencia. Galileo llega a afirmar que: «El
libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático». A partir de él,
las ciencias de la naturaleza y las ciencias humanas se van alejando, aunque
los futuros filósofos todavía llegarán a dominar, hasta el siglo XIX, todo el
saber de su tiempo. Las matemáticas se convertirán en el saber modelo para los
racionalistas (Descartes, Spinoza y Leibniz) del siglo XVII.
Los avances de la ciencia
renacentista, también denominada «moderna», con las reticencias principalmente
de las instituciones eclesiásticas, están presentes en los pensadores modernos.
Éste es el ambiente que le será familiar a Descartes. Su obra Discurso del
método (1637) muestra las vicisitudes del momento. De hecho, se afirma que
quería publicarla antes, pero desistió al enterarse de la condena a Galileo. No
obstante, tanto Descartes como el resto de racionalistas
(Spinoza, Leibniz) y empiristas (corriente
inglesa de la segunda mitad del siglo, con Locke y Hume como destacados)
recogerán los frutos del conocimiento renacentista. Todos ellos son
heliocentristas y defensores de la razón y su capacidad de conocimiento.
Aunque, como se verá, entre ambas corrientes del siglo XVII, racionalismo y
empirismo, las diferencias en la fundamentación del saber son por igual
herederas de los logros renacentistas.
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