miércoles, 26 de febrero de 2014

Significado del término "liberalismo"



Con respecto a lo que hemos hablado en clase en relación con el termino "liberalismo" aquí os dejo un extracto o, mejor dicho, un resumen de lo que ello se dice en el Diccionario de Política, de Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y  Gianfranco Pasquino. 10ª edición, Siglo Veintiuno Editores, 1994, tomo 2, páginas 875-897.
“En la historia de la Europa moderna se da toda una serie de fenómenos culturales y sociales que rompen el orden en que se apoyaba el mundo medieval y disgregan la sociedad. Por un lado, tenemos la reforma protestante y la aparición de una pluralidad de iglesias; por el otro, tenemos la consolidación de un mercado abierto en que surgen nuevos grupos sociales, que empiezan a darse cuenta de sí mismos y a contraponerse. El acto de nacimiento del liberalismo consiste, precisamente, en darse cuenta de que esta diversidad no es un mal sinoun bien, y que, por consiguiente, es necesario encontrar las soluciones institucionales para que esta sociedad ‘diversa’ pueda manifestarse. Las dos grandes etapas a través de las cuales madura el liberalismo son el debate sobre la libertad religiosa (Milton, Locke), y la defensa de los partidos políticos como canales de expresión de los diversos grupos sociales (Hume, Burke)”. (p. 886)

En Europa, el liberalismo tuvo consecuencias en todas las esferas: en la vida económica fue la ruptura de los lazos corporativos y de los privilegios feudales; en el campo político, fue la formación de una opinión pública informada que controla al gobierno a través de un debate libre; en el campo de la vida social y cultural fue la lucha contra el clericalismo por la secularización del Estado y la enseñanza laica.
Sin embargo, el liberalismo es un concepto difícil de definir porque tiene particularidades nacionales que diferencian las experiencias históricas de él.
Por ejemplo, en el siglo XIX, los monárquicos-liberales admitían formas restringidas de participación política; los liberales-nacionales subordinaban la libertad a la unidad nacional; los católicos-liberales, contra los clericales-antiliberales y contra los anticlericales-liberales, sostenían la separación de la iglesia con el estado; los liberales-democráticos, contra la visión restrictiva del liberalismo como mera garantía de los derechos individuales, insistían en la participación democrática; los liberales-librecambistas, a diferencia de los liberales-estatistas, pugnaban por la absoluta no intervención del gobierno en el mercado interno y en sus relaciones con el mercado internacional.
En la actualidad la palabra liberal tiene significados diversos. Por ejemplo, en Inglaterra y Alemania indica una posición de centro-derecha capaz de mediar entre innovación y conservación, en Estados Unidos se identifica con la  izquierda defensora de las libertades civiles, y en  otro sentido los liberales son los defensores de la libre iniciativa económica y de la propiedad privada.
Es que el significado del liberalismo cambia según el contexto socioinstitucional. Así, “de acuerdo con la acepción de la Ilustración francesa... y del utilitarismo inglés, liberalismo significa individualismo, y por individualismo no se entiende sólo la defensa radical del individuo, único y solo protagonista de la vida ética y económica contra el estado y la sociedad, sino también la aversión a la existencia de cualquier sociedad intermedia entre el individuo y el estado, por lo que, tanto en el mercado político como en el económico, el hombre debe actuar por sí solo. No obstante, el liberalismo en contextos socio-institucionales diversos insistió en el carácter orgánico del estado, último elemento sintético de una serie de asociaciones particulares y naturales basadas en el estatus, o reivindicó la función de las asociaciones libres (partidos, sindicatos, etc.), ya sea para proteger al individuo del estado burocrático, ya sea para estimular la participación política del ciudadano, que el individualismo (de los propietarios) había terminado por encerrar en la esfera de la vida privada”. (p. 878)
“Estos contextos socio-institucionales corresponden a diversos modos de desarrollo político... En aquellos lugares en que, como en Inglaterra, la sociedad civil se ha ido liberando autónomamente, a partir del siglo XVII, de la estructura corporativa, el individuo aparece inserto ‘naturalmente’ en la sociedad y este espacio se contrapone al gobierno, que siempre es considerado como un mal necesario. En aquellos lugares, como en Francia, en que la sociedad conserva su naturaleza corporativa, la revolución apela al estado como depositario de la soberanía del pueblo, para liberar al individuo, razón por la cual no se admite ninguna mediación entre el individuo y el estado. En aquellos lugares en que, como en Alemania, la sociedad por capas manifiesta todavía su vitalidad, el liberalismo presenta una concepción orgánica del estado que mantiene... a la sociedad civil, de la que se presenta como verdad manifiesta”. (p. 878)
En consecuencia, “sólo es posible concluir que el único común denominador entre posiciones tan diversas es la defensa del estado liberal, que nació antes del uso político del término liberal: un estado que termina por garantizar los derechos del individuo frente al poder político y por esto exige formas, más o menos amplias, de representación política.” (p. 879).  
A pesar de que el pensamiento liberal es relativista, pues rechaza que exista un orden necesario y objetivo del que alguien es intérprete y garante, sin embargo considera al estado liberal como un bien absoluto, “precisamente porque presupone como valor al individuo entendido como fin y no como medio, el principio del diálogo, la superioridad de la persuasión sobre la imposición, el respeto de los demás y, bajo este valor, el significado positivo de las diferencias y de las diversidades”. (p. 883)
Así, en el pensamiento liberal, el estado se reduce a un procedimiento político y jurídico, es concebido como la organización política y jurídica de la fuerza, que debe obtener su legitimidad del consenso. Por eso, “el estado liberal debe ser moralmente neutral y permitir únicamente una organización de la sociedad en la que cada individuo y cada grupo social sea capaz de perseguir libremente sus propios fines y de elegir su propio destino”. (p. 883)
“En el plano de la organización social y constitucional de la convivencia, el liberalismo siempre ha promovido como instrumentos de innovación y de transformación social, en contra de cualquier forma posible de estado absoluto, las instituciones representativas... la autonomía de la sociedad civil como autogobierno local y asociativo o como espacio económico (el mercado) y cultural (la opinión pública) dentro del estado, no administrado directamente por este último”. (p. 891)
“El pensamiento liberal no comparte el racionalismo constructivista propio de una parte de la Ilustración... no cree que la sociedad sea una máquina que pueda construirse artificialmente de acuerdo con un modelo doctrinario sino que la ve como un organismo que debe crecer de acuerdo con las tendencias de sus fuerzas internas... Precisamente por esto el liberalismo se ve llevado a reclamar límites para el poder del gobierno, a desconfiar de la verdad objetiva y absoluta, a estimular una mentalidad experimental y pragmática, que someta  continuamente a comprobación empírica sus propios enunciados, porque sólo ésta permite una confrontación o diálogo positivo entre posiciones políticas diversas. En otros términos, los liberales se reconocen más en un método que en una doctrina”. (p. 887)
En el liberalismo “es constante la defensa del individuo contra el poder (ya sea del estado, ya sea de la sociedad) en pro de un valor moral autónomo y original del que aquél es depositario...
Una manifestación jurídica de este complejo proceso histórico son las distintas cartas y declaraciones de los derechos del hombre y del ciudadano, de su libertad política como de sus derechos civiles, y los modos, más o menos eficaces, para su tutela jurídica”. (p. 892)
“De esta defensa de la autonomía moral del individuo se deriva precisamente una concepción relativista, la cual reconoce como positiva para toda la sociedad una pluralidad de valores, la importancia del disentimiento, de la discusión y de la competencia. Sólo le pone como límite que el conflicto y la competenciasean institucionalizados”. (p. 892)

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